Museo de Arte de Sao Paulo [MASP]

¿Una esquina para nuestra memoria?¿Una tumba para ilustres momias?. ¿Un almacén para un archivo de trabajos humanos, los cuales, hechos por el hombre, ya están obsoletos y deben ser tratados con lástima'. Para nada. Los nuevos museos deberían abrir sus puertas, y dejar que el aire puro y nueva luz entren. Entre el pasado y el presento no hay solución de continuidad. Es necesario adaptar la vida moderna, desafortunadamente, melancólica y distraída por tantas pesadillas,  a la grandiosa y noble corriente del arte. Es en este nuevo sentido social que el Museo de arte Sao Paulo fue desde su concepción dirigido específicamente a la masas desinformadas no intelectuales, las masas sin preparación. El propósito del museo es proveer una atmósfera,  una conducta que permita crear en el visitante una preparación mental para entender el trabajo de arte, y en este sentido no se hace distinción alguna en un trabajo de arte antiguo o moderno. Con el mismo objetivo el trabajo de arte no es colocado siguiendo un criterio cronológico, sino que es presentado deliberadamente para producir un choque, despertar reacciones de curiosidad y investigación. El MASP. con su famoso espacio vacío, no es una excentricidad para impresionar a la gente, para que digan : "¡Que cosa tan enorme!", no es lo que en el lenguaje popular sería una extravagancia arquitectónica.  El terreno fue donado por una vieja familia de Sao Paulo, quien también legó  el "Belvedere" del Trianon, el cual se suponía que iba a permanecer para siempre en la historia de la ciudad y nunca podría ser destruido,  si fuera el caso la tierra debía ser devuelta a los dueños. El criterio gobernando la arquitectura interna del museo fue restringido a soluciones de flexibilidad, a la posibilidad de transformar el ambiente, junto con una estricta economía acorde con nuestro tiempo.

Yo estaba buscando arquitectura simple, una que pudiera de inmediato comunicar lo que en el pasado fue conocido como "monumental", eso es, en el sentido del "colectivo", de "dignidad colectiva". Obtuve la mayor parte experiencia por medio de cinco años al noreste de Brasil una lección de experiencia popular, no como un romanticismo folclórico sino como un experimento de simplificación. Por medio de un experimento popular llegué a lo que podría ser llamado arquitectura pobre. Insisto, no desde el punto de vista ético. Siento de en Museo de Arte de Sao Paulo yo eliminé todo el esnobismo cultural tan querido por los intelectuales (y arquitectos de hoy día), optando por soluciones crudas y directas. El concreto, tal y como viene de las formas, la falta de acabado, puede sobresaltar a un grupo entero de personas. Las soluciones más simples fueron las elegidas.  Como por ejemplo en el auditorio, el cual propone un teatro desnudo, casi el "corral" profesado por Antonin Artaud.

Los toques sugerentes y contornos fueron abandonados, y los viejos trabajos de arte no fueron montados sobre terciopelo, como todavía hoy día algunos especialistas en museos abogan, o sobre trajes de la época,  sino colocados con valentía sobre  un fondo neutro. En consecuencia, los trabajos modernos en una estandarización fueron situados de tal manera de que no atrajeran la atención hasta que el observador los hubiera notado. No se dice por lo tanto: "debes admirar esto", "es un Rembrant", sino que más bien dejan al espectador llevarse por sus observaciones puras y sin obstáculos, guiado solo por las leyendas, los cuales son descriptivos hasta un punto que elimina la exaltación para poder tener un rigor crítico. Los marcos de los cuadros fueron también eliminados (cuando no fueron los auténticos de la época) y reemplazados con una banda neutral. De esta manera las obras antiguas terminaron teniendo una nueva vida, junto a las modernas, en el sentido de tomar parte de la vida actual tanto como sea posible.

El nuevo museo del Trianon está comprendido por una base ( del lado de la Avenida Nueve de Julio), la cubierta de la cual forma el gran Belvedere. El "salón de baile" pedido por el gobierno municipal en 1957 para ser reemplazado por una gran sala cívica, una sede para reuniones públicas y políticas. Completan esta base un gran Teatro auditorio y un pequeño auditorio de proyección. Sobre el Belvedere, al nivel de la venida Paulista, se alza edificio del Museo de Arte de Sao Paulo.  El edificio con la clara expansión de setenta metros, cinco metros de voladizo a cada final, ocho metros de piso libro hasta la altura del cielo en cualquier columna, descansa sobre pilares, conectados entre ellos por dos vigas pretensadas en el techo y dos grandes vigas centrales para soportar el piso que va a albergar la galería pictórica del museo.

El piso bajo la galería, el cual contiene oficinas, salas de exhibición temporal, salas de exhibiciones privadas, bibliotecas, etc... está suspendido de estas dos grandes vigas por medio de tirantes de acero. Una escalera abierta y un montacargas  y ascensor de pasajeros de acero y vidrio templado proveen la comunicación entre los pisos.  Todas las facilidades incluyendo aire acondicionado, están a la vista. El acabado es tan simple como es posible. Concreto arquitectónico, blanqueado, un piso de piedra hecho de pedras-goias para el gran salón cívico, vidrio temperado, paredes de plástico, concreto arquitectónico blanqueado para el edificio del museo. El piso está hecho de hule negro del tipo industrial. El Belvedere es una plaza de la ciudad rodeada de plantas y flores, pavimentada con piedras por la verdadera tradición ibero-brasileña. Las áreas están planeadas conteniendo agua, pequeñas fuentes con plantas acuáticas. El complejo del Trianon está para reemplazar, con su monumental simplicidad, los temas tan impopulares del racionalismo de hoy. Por varias de razones, algunos incidentes ocurrieron durante la construcción del Museo. Fue necesaria la adición de pretensado vertical a los pilares y esta adicción de último minuto se recuerda con un "incidente aceptado". Yo incluso traté de crear una "atmósfera" en el Trianon. Me gustaría que el público fuera allí a ver exhibiciones al aire libre y discutiera las coas, escuchara música, viera películas.

Los niños también, jugando en el sol, de la mañana a la tarde. Y conciertos de bandas musicales. Alguna especia de mal gusto en la música popular la cual, cuando se enfrenta fríamente, también puede ser un "contenido". El tiempo es una espiral. La belleza en sí misma es algo que no existe. Existe durante un periodo histórico, y luego con los cambios de moda se convierte en algo malo. En el Museo de Arte de Sao Paulo yo simplemente traté de reasumir ciertas posiciones. No busqué belleza, busqué libertad. A los intelectuales nunca les gustó, pero a la gente sí: "¿sabes quien hizo esto?, ¡fue una mujer!"

Tomado de:

Bardi , Lina Bo, Museo de arte de Sao Paulo:1957-1968. / Blau portfolio serie